lunes, 10 de febrero de 2014

Segundo avance


UNIVERSIDAD ESAN

SEGUNDO AVANCE DE MÉTODOS DE ESTUDIO E INVESTIGACIÓN

 El Racismo en la juventud Limeña en los últimos años


Israel Capuñay 10100560
Fiorella Pizarro 13200098
Genesis Rafaele 13200099




Lima Febrero 2014


Marco teórico
El Perú, es un país multirracial, caracterizado por las diversas culturas y costumbres propias de cada región de nuestro país. Sin embargo, es preciso reconocer que pese a esta realidad, nuestra sociedad es víctima a de uno de los mayores males que perjudica nuestra cuidad social y económicamente: El racismo.  De manera introductoria, iniciamos con la idea de  Pérez, Falomir, Báguena y Mugny (1993) quienes sostienes que “No existe la raza judía, la raza gitana, o la raza alemana. Existe la cultura semita, la etnia gitana o la nacionalidad alemana (…) la noción de raza es en realidad una construcción y no un antecedente en el racismo. Es el racismo el que ha inventado la raza y no al revés” (parr.3)
Pero, si el racismo es una invención de la sociedad, ¿qué origen posee y qué causa que se expanda este mal en todas las regiones sin distinción de edad, sexo o posición económica? La respuesta de estas preguntan tienen lugar no solo a explicaciones basadas en las últimas décadas, sino que son propias de la historia de nuestro país.
Con la llegada de los españoles y la  colonización del Perú se impuso la idea de que la raza blanca era superior a la demás. Para Pinkas (1998) “El racismo ha sido el sustento ideológico fundamental de la dominación colonial y se ha mantenido durante el orden republicano.” Sin, embargo luego de la generalización del mestizaje se eliminaron los argumentos del racismo. No obstante, la sociedad peruana continua mentalizada en el sentido de superioridad de la raza blanca, cuando es de saberse que “El que no tiene de inga, tiene de mandinga” (Palma, R.)
 Según García (2002) Las personas aprendemos desde nuestros primeros años de vida a reconocer nuestro entorno más cercano, por ejemplo la familia, como lo conocido. Paralelamente,  al ser característica de las personas el temer a lo ajeno y diferente, agrupamos y clasificamos al resto de personas con características diferentes a las nuestra, tal como color de piel, posición económica, creencia religiosa; y las identificamos como “Los otros”  con lo cual podemos desarrollar sentimientos de duda, rechazo o temor hacia aquellas personas “diferentes”.
Esa diferenciación que hacemos con las personas está basada no solo en el reconocimiento de características distintas a las nuestras, sino que el verdadero problema se produce cuando formamos estereotipos y prejuicios sobre estas. Para Morales (1996) “para profundizar en el fenómeno del racismo, es necesario desarrollar desde una perspectiva psicosocial, aspectos vinculados a los estereotipos y prejuicios como origen de conductas xenófobas y racistas” (p.9). 
Los estereotipos son generalizaciones, es decir implica un todo o todos. Por ejemplo el decir que “todos los negros son delincuentes” es un ejemplo de ello y además es un estereotipo común en nuestra sociedad limeña.  En cambio los prejuicios como su nombre lo dice implica hacer un juicio premeditado referente a algo o alguien sin necesidad de generalizar, por ejemplo, “ese cholo estudia en la universidad, seguro porque tiene beca”
 Estos pensamientos racistas pueden ser provocados por incorrectas enseñanzas desde la infancia, (influencia de los padres, amigos o vecinos) así como también puede estar basado en experiencias previas de los individuos y que son posteriormente generalizadas e implementadas en el campo social y laboral.
Morales explica que este prejuicio racial tiene como efecto la categorización o etiquetado de las personas y “este proceso tiene una doble marcha, por una parte inductiva: esta persona es raza negra (gitana, asiática). Por otra parte deductiva: como todos los negros (gitanos, asiáticos) es perezosa, indolente, bullanguera, extrovertida y alegre.”(p.15)
Pero frente a este desarrollo de mentalidad racista de los individuos, prima también la ausencia de una educación basada en derechos humanos e igualdad de las personas desde la primera etapa escolar. Es decir, hasta hace unos pocos años no existía una verdadera concientización por parte de los maestros y familias para con sus alumnos e hijos. Parte de esto, se debe a que incluso los maestros han demostrado actos racistas en las escuelas, institutos o universidades. Es fácil reconocer la presencia de racismo en los centros educativos de Lima en los últimos años. Quién no ha notado que los apellidos como Johnson, Smith o Fleishman causan una reacción distinta a los apellidos como Mamani, Quispe o Condori. 
El racismo causa la discriminación, segregación, exclusión y hasta actos agresivos en contra de las víctimas de este mal social. Esto se debe a que, como cita Morales (1996), según la definición de Fazio (1989) El prejuicio racial posee tres características fundamentales: “orienta siempre a la persona hacia el objeto al que se hace referencia, connota ese objeto de forma positiva o negativa, y es permanente, ya que perdura en la memoria.”(p1.12)
Los prejuicios y estereotipos raciales pueden emplearse tanto en la familia, el centro de estudio, el centro de trabajo y los grupos sociales. Se manifiestan en simples comentarios o acciones y las victimas de ello pueden auto discriminarse o desarrollar un resentimiento social que influirá en sus actos y decisiones.
Los medios de comunicación, también aportan de gran manera en la mentalidad de los jóvenes limeños actualmente. La imagen de la hermosa mujer rubia y adinerada ha predominado en muchas de las publicidades, revistas y programas de los medios de comunicación durante largas décadas. Así mismo la imagen de la mujer chola o negra era usada solo para personajes como empleadas, sirvientas o personajes miserables. En los últimos años, se ha reducido en gran medida este problema en los medios de comunicación y en las escuelas. Esto se debe a la concientización por parte de programas y campañas que luchan contra el racismo en sus diversas formas y grados, resaltando las grandes consecuencias que trae consigo la absurda mentalidad de superioridad o inferioridad de las razas.
Buvinic, Mazza & Pungliluppi (2004) expresa que: “En una sociedad, muchos grupos están sujetos a la exclusión económica, política o cultural a partir de diferentes mecanismos e instituciones” (p.237). Un claro ejemplo de ello se encuentra en el ámbito laboral, para ser más exactos en los puestos de trabajo ya que para que una persona pueda ocupar uno de los más altos se sugiere que sea “blanca” o que tenga una buena presencia y procedencia; y aquellos que no cumplen con este tipo de perfil, que usualmente está determinado por la propia empresa, se hacen cargo de la limpieza o de cosas simples.
“La exclusión de algún grupo de cierto bienes y servicios afecta su resultado económico a través de diversos canales” (Buvinic, Mazza, Pungliluppi, 2004, p. 237). Una de las consecuencias del racismo es la exclusión económica que sufren los pueblos que forman parte de, llamémosle así, grupos étnicos no dominantes debido a que algunas políticas y programas no los consideran parte de ello. Tomando el mismo ejemplo expuesto en la parte superior, tener un puesto de trabajo inferior implicaría, tanto para la persona afectada como para su entorno, no poder satisfacer ciertas necesidades básicas: mejor educación, alimentación, recreación; es decir, los limitaría debido a que reciben un sueldo bajo.
El racismo también genera exclusión social. Tsakloglou & Papadopoulos (2001) citado por Espinosa, Calderón-Prada, Burga & Güímac (2007), afirman que la exclusión social es “la incapacidad del individuo de participar en el funcionamiento básico político, social y económico de la sociedad en que vive”. En otras palabras, ciertos grupos sociales no tienen las mismas oportunidades en la sociedad que habitan debido a que carecen de capacidades, derechos y recursos que normalmente son ocasionados por su propia comunidad.
En su texto, Buvinic, Mazza & Pungliluppi explican que en un país como el nuestro, multirracial y multilingüe, hablar de exclusión social es un aspecto relevante ya que nos referimos a que los grupos afectados no tienen una fácil accesibilidad a los diversos mercados ya sea de trabajo, de crédito o de la educación. Por otra parte muchos estudios han revelado las diversas formas de exclusión social en el Perú, así como se ha podido comprobar que hoy en día la discriminación y la exclusión por razones del origen étnico, religión, cultura, sexo, apariencia física entre otros se están dando de un modo tan evidente como a la vez de una manera sutil.
“El problema radica en que muchos de estos prejuicios se mantienen hoy en día y son fuente de los estereotipos que llevan a discriminar a individuos y poblaciones negras”. (Restrepo, s.f., p. 2). Al hablar de racismo también hablamos de discriminación y discriminamos por ideas o conceptos generalizados y erróneos a determinados grupos sociales; es decir, el racismo es una consecuencia de los prejuicios y estereotipos que la misma sociedad ha creado. Las personas mayores, especialmente aquellas que pertenecen a la clase media o alta, no sienten ningún tipo de vergüenza en expresarse y si no lo hacen abiertamente, lo hacen por medio de refranes como: “líbreme Dios de cholo con mando, de negro con plata y de blanco calato”; en contraposición, los jóvenes suelen expresar sus prejuicios de otras formas. Aunque no se desee parecer una persona racista, el racismo surge en situaciones de conflicto, ya sea en insultos, en situaciones violentas o en chistes y bromas; sobre todo en los chistes, ya que éstos maquillan una idea que al momento de expresarse sería totalmente inaceptable: burlarse de una autoridad, sea política, social o eclesiástica, de la realidad, de nuestra sociedad o de uno mismo; y lamentablemente son muchos los insultos así como los chistes con rasgos raciales y racistas: el negro violador, indio tonto, el cholo arribista, el blanco pituco, etc.  
Según Espinosa, Calderón-Prada, Burga y Güímac (2007), en el Perú se puede observar que la exclusión social, manifestada como prejuicio y discriminación, genera la aparición de situaciones de conflicto e impide una sociedad democrática e inclusiva.
Los conflictos entre los distintos grupos sociales “desprenden dificultades para la formación de las distintas identidades étnicas de los grupos que habitan en la nación, y el refuerzo de los estereotipos y prejuicios asociados a estas”. (Espinosa, Calderón-Prada, Burga y Güímac, 2007, p.304). El Perú es un claro ejemplo de ello, vivimos rodeados de diversos grupos sociales, cada uno con una cultura, formas de pensar, ver y actuar en la sociedad diferente del otro. Tener distintas perspectivas y costumbres ya es de por sí un problema porque no todos coincidiremos y estaremos de acuerdo con sus puntos de vista pero la situación se agrava mucho más con las ideas generalizadas: “los de la costa son muy alzaditos, los de la sierra huelen mal, los de la selva son unos ociosos”. Frases que en algún momento habremos mencionado sin ponernos en el lugar de la persona discriminada y preguntarnos ¿Cómo se sentirá si lo llamamos así?, aunque sea difícil de creer estamos afectando su autoestima y su deseo por no pertenecer a su grupo aumentará por lo que su identidad quedará en el aire. El peruano siente ese problema y lo vive dentro de sí; en algunos casos lo puede superar, en otros, como es el caso de muchos, puede  que sea un trauma que lo afecte cada día o peor aún toda su vida. La raza puede significar una “marca”: la persona que es blanca puede sentirse mal por serlo, ya que su apariencia está conectada a la idea de pertenecer a la clase alta, de ser abusivo, etc.; que pueden causar sentimientos de culpa; aquel que es indio también porque su apariencia está idealizada en ser alguien de menor prestigio, incapaz, ignorante, etc. Este problema se complica aún mucho más con la aparición de la globalización, que está trayendo nuevas modas, ideas y comportamientos lo que hace que, si antes no terminábamos por completo de decidir qué realmente somos, ahora es mucho más difícil porque somos una copia al imitar todo lo que traen, llamémoslo así, las culturas extranjeras. Podemos decir entonces que el racismo genera baja autoestima e impide la formación de nuestra propia identidad.
Según Ortiz (1999) citado por Espinosa, Calderón-Prada, Burga y Güímac (2007) refiere que “en el Perú se segrega según nuestra imaginación” (p.303). A ello añade que “esto se aprecia en la falta de consenso para decir quiénes son cholos, blancos o mestizos, concluyendo que la blancura o choledad no dependen solo del color de la piel, sino que conforman categorías socioculturales más complejas” (p. 303). Ello quiere decir que hoy en día el término “choleo” es una nueva forma de discriminación más global porque abarca los aspectos socio-culturales como la educación y la cultura y étnico-raciales como los factores lingüísticos y de origen.
Por ello actualmente para Ardito (2010) la palabra “todos somos mestizos” es utilizada para encubrir los términos cholo, blanco, negro, indio, entre otros. Así para pertenecer a un grupo étnico e identificarse con el mismo ya no se utilizarán este tipo de palabras.
Lo descrito en lo anterior se puede reforzar en la idea de Callirgos, Bryce & Serrat (s.f.), ellos consideran que en el Perú la mezcla racial es considerablemente fuerte por lo que es difícil categorizar racialmente a un individuo como “blanco”, “indio” o “negro”. Es por ello que la mayoría de personas nombran a otros y se nombran a sí mismas “mestizas”. Se puede decir entonces que categorizar racialmente implica violar el valor de la igualdad, pues al existir una jerarquía racial, categorizar significa situarse en un lugar definido: “arriba” o “abajo”. Ante ello, el camino que muchas personas optan es “ascender”: se tiñen el cabello, tratan de cambiarse el color de la piel (blanquearse) o incluso  cambiar el color de los ojos.
El tema de racismo aún es un tabú en la sociedad peruana. El tabú es todo aquello que no se puede hacer o decir libremente, ya sea por motivos religiosos, psicológicos o sociales. Hoy en día se habla poco y con miedo a herir y a ser herido. El reflejo de esta situación es el uso de diminutivos: cholito, negrito, pobrecito, cojito, etc. Y a la vez esto refleja la importancia que tiene en la sociedad peruana, una sociedad que ha sido marcada, y aún lo sigue siendo,  por sus antecedentes históricos, por la desintegración y la desigualdad. Como señalaba Flores Galindo (1989) citado por Callirgos, Bryce & Serrat (s.f.) “un fenómeno encubierto y hasta negado, no deja de ser menos real.” (p. 47)
La desintegración y la desigualdad es quizá uno de los problemas más graves del país. Debemos fomentar la construcción de proyectos sociales y concesos de carácter inclusive y democrático, basado en la justicia y en el respeto a la vida. En este sentido el racismo tiene una posición importante y al tratarlo estamos dando a conocer un aspecto de nuestra realidad que usualmente ocultamos.
En tiempos modernos hablar que determinada persona es racista o no, o en todo caso, que una organización discrimina en cierto modo a sus empleados, resulta totalmente creíble pues como concluye Kogan (2013) "Es mucho más difícil llegar a puestos altos si tú eres una persona no blanca, no heterosexual, mayor o muy joven, y de nivel socioeconómico bajo. O si estás embarazada…” (p.20). Dicha afirmación pone sobre el tapete los alcances del racismo junto a la discriminación en tiempos actuales, ya sea por comportamiento propio de las personas o hasta como política implícita en una organización.
Es a partir de algunos casos en el pasado y los continuos argumentos a favor de cualquier política antirracista y de sus luchas en la historia mundial, que se concluye, tal como dice Mandela citado por Morales y Yubero (1996) “El racismo es un problema muy grave, porque no se basa en la lógica, sino en los prejuicios, en las emociones, por eso nunca puedes derrotarlo con argumentos” (p. 9).  Con esta idea, se concluye que es insuficiente plantear argumentos sólidos para luchar con esta lacra de la sociedad, sino que más valor tiene adoptar medidas y plantear objetivos e indicadores para cada una de ellas.
En la sociedad peruana existe la idea de que todos somos mestizos, tal como plantea en su libro Ardito (2010), haciendo que esta categoría sea empleada para, implícitamente, esconder las diferencias existentes entre los peruanos, evitando así los juicios de valor negativos plasmados en expresiones tales como cholo, blanco o negro.
La historia del Perú desde la época de la conquista presenta ya casos de racismo pues, como se sabe, era usual el empleo de la población indígena para labores de arduo trabajo, y también para el pago excesivo de impuestos, administrados por el virreinato español. Como se aprecia, el racismo tiene antecedentes en nuestra historia, pero ya en tiempos modernos, este se ha mimetizado en diversos aspectos, tales como publicidad en televisión, radios o en cualquier medio, además de focalizarse en sectores de la población, en reclutamientos y selección en empresas, etc. Y es por ello que se deben establecer medidas de control para evitar este problema, con objetivos claros y un manejo de indicadores para ver su avance.            
El racismo en el Perú y su lucha o medidas en cuanto a su erradicación se refiere, aún es incipiente tal como señala Ardito (2010), pues afirma que pese a la gravedad y extensión de este problema, los activistas no son muchos y su intervención es reciente. Por lo cual se va aclarando el panorama de que son los casos que se dan en los diferentes medios de comunicación lo que va generando ya en la población, un sentimiento de indignación, pues consideran al racismo un problema que por más arraigado que esté, debe ser erradicado ya que no contribuye en nada al desarrollo de la sociedad.
Sin embargo, cuando llega el momento de asociarse y evitar cualquier tipo de discriminación racial, Ardito (2010) dice: “Pese a que en muchos casos se tiene un discurso de afirmación indígena, las demandas se concentran en la problemática de la tierra y los recursos naturales y no enfrentan los problemas de discriminación que sufren los indígenas en las ciudades. Algunos dirigentes todavía no tienen claro el problema del racismo ni aún como racismo ambiental”. (p. 8).
Si bien en la actualidad hay diversos grupos anti-racistas, aún persiste la búsqueda de sus propios objetivos, mas no de uno conjunto, dando como resultado reuniones suspendidas, o en el mejor de los casos, que busquen por ellos mismos resultados que lograrían definitivamente de consolidar sus objetivos. Ahora bien, también se debe tener en cuenta que actualmente las leyes se han puesto más rígidas y hay toda una normativa que ampara los casos que se den en cuanto a discriminación y racismo, según un documento de la Defensoría del Pueblo (2007), donde afirma: “La Defensoría del Pueblo ha iniciado una línea de intervención defensorial en este tema debido a la gravedad de los actos de discriminación que afectan a los derechos de las personas”.
Referencias:
Buvinic, M. Mazza, J. & Pungliluppi, J. (2004). Inclusión social y desarrollo económico en América Latina. Colombia: Gente Nueva Editorial. Recuperado de http://books.google.com.pe/books?id=po0g4cc_CGkC&printsec=frontcover&dq=inclusion+social&hl=es&sa=X&ei=o0ztUoO8Ko-pkAeGm4DoBQ&ved=0CCoQ6AEwAA#v=onepage&q=inclusion%20social&f=false
Espinosa, A., Calderón-Prada, A., Burga, G. & Güímac, J.  (2007). Estereotipos, prejuicios, y exclusión social en un país multiétnico: el caso peruano. Revista de psicología, XXV (2): 295-339.
Ardito Vega, W. (octubre, 2010). La experiencia de la mesa contra el racismo. Recuperado de http://www.up.edu.pe/ciup/SiteAssets/Lists/JER_Jerarquia/EditForm/ARDITO.pdf
Callirgos, J. C., Bryce, A & Serrat, J. M. (s.f.). El racismo peruano. Recuperado de www.cholonautas.edu.pe
Restrepo, Eduardo. (s.f.).  Racismo y discriminación. Recuperado de http://www.unc.edu/~restrepo/documentos/racismo.pdf
Kogan, L. (2013). No… pero sí. Lima: Editorial de la Universidad del Pacífico. Recuperado de http://www.up.edu.pe/prensa/no-pero-si-discriminamos-empresas-2740
Defensoría del Pueblo (2007). La discriminación en el Perú, problemática normatividad y tareas pendientes. Lima: Fondo editorial de la Biblioteca Nacional del Perú. Recuperado de http://alertacontraelracismo.pe/wp-content/uploads/2013/02/La-discriminaci%C3%B3n-en-el-Per%C3%BA-problem%C3%A1tica-normatividad-y-tareas-pendientes.pdf
Morales J., Yubero, S. (1996) Del prejuicio al racismo: perspectivas psicosociales. Cuenca: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla – La Mancha. Recuperado de http://books.google.es/books?id=GmqBKotHxcMC&pg=PA49&dq=CAUSAS+DEL+RACISMO&hl=es&sa=X&ei=Mn7lUsHkMrO0sQSjmoDAAw&ved=0CDEQ6AEwAA#v=onepage&q=CAUSAS%20DEL%20RACISMO&f=false
Perez, J., Falomir, J., Baguena, M. & Mugni, G.(1993) El racismo: Actitudes Manifiestas y Latentes. España. Recuperado de http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=589



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